¿Te atreves a emprender Camino en solitario?


 

Autora: Susana Ortega, exploradora incansable de mundos invisibles. Contadora de historias y viajera en el tiempo.

Cenando, ya en Santiago, coincidí con una familia catalana con la que había caminado algún trecho de las últimas etapas del Camino. Fer, me instó a que hablara con su mujer sobre la experiencia de realizar el Camino en solitario. ¿se atrevería?

De esta conversación deriva este post, no porque quiera hacer una apología del Camino en Solitario, sino por compartir que me llevó a emprender el Camino en Solitario y, si en tu mente ronda esta idea, animarte a hacer tu sueño realidad. 

He de advertirte, en mi primer camino no contemple la posibilidad de realizar El Camino acompañada.

Sentí el crujir de mis alas al romperse, al tiempo mi inspiración “was on holidays”. Lo confieso, estaba perdida. Yo que me defino como pasión, coherencia y espiritualidad, deje de verme reflejada en estas palabras. Sin apenas sostén, El Camino llama y sigo mi intuición…✨✨✨. 

Veinte años atrás leí El Peregrino de Compostela de Paulo Coelho. Un libro que apenas recordaba aunque, al ojearlo hace poco, caí en la cuenta de que algunas de sus propuestas las había materializado en mi caminar. Ya sea provocado por este libro o por el imaginario colectivo, siempre he asociado peregrinar a un trabajo interno de transformación y conocimiento. 

¡¡Justo lo que necesitaba!!

RECONOCERME y 

Conectarme con LA VIDA.

Quisiera explicarte este impulso, si es que un impulso puede ser llegar a ser explicado.

“Camina solo y llegarás más rápido, camina en grupo y llegarás mas lejos”. 

Este viejo proverbio tibetano plasma como un grupo potencia el caminar individual pero, no siempre es lo que uno necesita, ni es una verdad absoluta. (yo, en solitario, aprendí a ir lento)

Antiguamente, peregrinar en grupo era sinónimo de seguridad. En la actualidad, sin bandoleros a la vista, la decisión de cómo emprender camino, ya no proviene de una necesidad sino de tu sentir.

Un grupo facilita el caminar diario (desde la gestión de alojamientos, hasta curación de ampollas). En un grupo hayas fuerzas, compañía y determinación. Pero, ¿te has percatado que según el tipo de grupo varias tu comportamiento? En cada caso tomas un rol asociado a un arquetipo o subarquetipo con el que te identificas.

En cada grupo existen todos los arquetipos pero, si tu arquetipo principal está ocupado, te adaptas y ocupas otro. Es decir, encuentras tu lugar o te acomodas al lugar disponible. Los arquetipos se activan con su parte positiva y negativa. 

Yo opté por vivir más allá de los arquetipos y mi caminar solitario me permitió soltar máscaras, expectativas (mías y ajenas) y encontrar mi ritmo vital.

 

Cómo encontre mi ritmo vital 

 

No fue sencillo. Necesité una primera semana de camino para intuirlo; otra semana para distinguir lo que era “mío propio” y “mío aprendido”; otra semana más para vivirme de diferentes formas y una última semana para disfrutarlo/me. 

Durante los primeros días caminé a un ritmo marcado por otro/s peregrino/s. Normalmente a un ritmo rápido, siempre he sido una mujer ágil, rápida e inquieta. 

Llevaba una semana de Camino, cuando comencé a sentir una molestia en el tendón de Aquiles. El tendón de Aquiles es un fuerte cordón fibroso que conecta los músculos de la parte trasera de la pantorrilla con el hueso del talón. También es una expresión que se emplea para referirse a un punto débil o vulnerable de una persona. Esta lesión se daba en mi tendón derecho y me dio por pensar en mis propias debilidades.

En mi reflexión aprecié la tímida diferencia entre orbitar, gravitar y magnetizar. 

Orbitar: estar en relación o dependencia de otras personas o cosas. 

Gravitar: provocar movimiento por la atracción de otro cuerpo. 

Magnetizar: Ejercer una atracción sobre algo o alguien. 

No pido otra cosa: El Cielo sobre mí y el Camino bajo mis pies
— Robert Louis Balfour Stevenson

Un símil de mi caminar: Me sentí orbitar cuando me “obligaba" a seguir el ritmo de otros. Me sentí gravitar cuando se establecía un equilibrio entre el otro y yo y, me sentí magnetizar cuando irradiaba mi esencia (sin bloqueos, ni máscaras).

Al salir del Albergue en Nájera, donde la tierra roja insufla fuerza y energía, me encontré con Sonia que el día anterior había hecho dos etapas en una. Sonia es de Bilbao y, como buena Bilbaina, es capaz de realizar cualquier cosa que se proponga. Cuando su mente quería ir rápido y sus gemelos la pedían ir lento, se topó conmigo. Amoldamos nuestros ritmos y, pronto, se unió a nosotras un peregrino italiano. Max, hombre menudo de aspecto enfermizo, llevaba a cuestas una enorme mochila. Caminaba por su amada madre fallecida, vivía su peregrinación como una penitencia. Su vida entera cabía en su mochila, incluso extravagancias como café y una cafetera italiana. 

¡Cuánto cargamos a nuestras espaldas! .- pensé mientras disfrutaba de un sabroso café en medio de la nada, hecho en la fabulosa cafetera italiana.

Poco a poco, paso a paso…

  • Hubo un cambio en mi forma de Caminar. Me calcé mis sandalias de peregrina y deje atrás mis maravillosas zapatillas de montañera. Con todo lo que significa. ➡️ Caminar de forma diferente en la vida. 

  • Solté lastres. Deje de asociar llevar la mochila con ser una “autentica peregrina”. Tomé la decisión de que me llevaran la mochila. Mi tobillo lo agradeció. ➡️Soltar lastres y cargas innecesarias en la vida.

  • Encontré mi ritmo de caminar. Al seguir mi ritmo estaba más descansada y, en mi diario, comenzó a colarse, con timidez, la inspiración. ➡️ Me Conecté, de nuevo, con la Vida

Ir sola facilitó que conociera todo tipo de peregrinos. Me emocionaba levantarme y no saber lo que me deparaba el día y, sobretodo, no saber a quién iba a conocer o reencontrar.

Y, esto me lleva a contarte algo que me sucedió hace apenas unos días.

Hablando de las vacaciones con una compi de trabajo, surgió e tema de El Camino de Santiago, me comentó que unas amigas suyas lo acababan de terminar y le había sorprendido que no hubieran conocido mucha gente. (justo este año que se baten récords de peregrinos)

Ir en grupo hace que se te vea “menos disponible”. Cada grupo conforma una energía única de la que comienzas a ser parte, magnetizas menos a nivel individual y mas a nivel grupal. 

Cuando vas solo, otros peregrinos perciben mejor la vibración de apertura y se acercan. Además, desarrollas mayor capacidad de socializar con lugareños, peregrinos y, cualquier ánima viviente con la que te topas en el Camino.

Para terminar quiero añadir…

El Camino es muy SEGURO, siempre hay alguien dispuesto para ayudar. En mi caminar, no tuve percance alguno, ni escuche a peregrino que le sucediera un infortunio (más allá de ampollas o lesiones). No tuve miedo, ni caminé una etapa completa sola.

Partí sola pero, no hice el camino sola. Incluso me integré en un grupo :) 

Tras cuatrocientos ochenta kilómetros de recorrido, al llegar a León y entrar en mi alojamiento me comunicaron que por un problema en el sistema de reserva habría de compartir mi habitación. Leon estaba lleno, no había opción.  

El destino no da puntada sin hilo y, conocí a Jose Luis y Pedro. Dos experimentados peregrinos que comenzaban su ¡¡séptimo camino!!. Estos peregrinos crearon un grupo de whassap “Santiago & cervezas”, en el que me incluyeron. Un grupo para compartir momentos de relax y cervezas (o agua con gas). El Camino me regaló lo que necesitaba, descubrirme y disfrutar de ocio en la compañía de amigos en los momentos que quisiera o necesitara. 

Spoiler: ¡¡Entré en Santiago en grupo!!, ya contaré sobre este hechizo mas adelante. (totalmente MÁGICO)

NO temas caminar sola/solo, te dará independencia, libertad y tiempo para ti. Si decides ir en grupo, aprovecha lo que el grupo te ofrece y, si tienes curiosidad, camina largos trechos sin tu grupo, para sentir la diferencia. 

Ahora tu, ¿Te atreves?…escribe en los comentarios.

Un guiño de hada, de hada peregrina

© Susana Ortega

 

Artículos relacionados

 
 

Comparte