En Callanish no existe el tiempo, sólo las piedras, el paisaje, las montañas y el profundo latir de Gaia.

Callanish no es de “este mundo”, no es de “esta humanidad”, esas piedras llevan allí milenios conectando la Tierra con el Universo, almacenando en su interior la historia de Gaia, contándosela a aquellos que se atreven a escucharla.

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