“Estos toltecas eran ciertamente sabios, solían dialogar con su propio corazón”

Arbol Sagrado

 Todo viaje al que te encaminas representa un antes y un después en tu vida. Mi primer viaje al extranjero viró mi vida por completo, transformando mi destino y enseñándome lo básico a partir de lo que, nada en mi vida ha sido lo mismo.

México te enamora a través de distintas sensaciones, los colores vivos, los olores, la alegría que se respira en la calle, los lugares, su energía. Difícil elegir entre todos. Para mí, tres experiencias han sido esenciales en mi evolución posterior. Tan importantes que es imposible no transcribirlas.

La primera de ellas trascurrió una noche, tras la cena, tuvimos una pequeña reunión con una chamana mexicana. Nos habló de energías, de sitios de poder, de su fuerza y tuve noticia de algo que puedo atestiguar totalmente a través de la experiencia de mis viajes posteriores. Al hablar de lugares de poder del planeta tierra, distinguió aquellos que estaban activos y aquellos que no. Entre ellos la diferencia era que la energía del planeta se movía y por ello unos lugares se iban activando y ganando potencia y otros transmitían su esencia en un relevo energético.

Cuando un lugar de poder esta activo, no importa lo que hagas, ni como vayas, actua en ti, quieras o no”.

 Tras muchos viajes, tras conocer a muchos viajeros, la suma de sus experiencias y las mías, puedo corroborar esta afirmación. No hay que hacer esfuerzos, no hay que tener expectativas, no hay que forzar… pues la energía del lugar llenará tu ser y conseguirá el cambio que requiere tu vida. Así se cumple lo que nos recuerda un antiguo proverbio tibetano “Un día en un lugar Sagrado es más valioso que mil días de meditación”.

A parte de mis experiencias, existen miles de lugares espléndidos en México para disfrutar de su energía. Incluso su capital DF tiene una fuerza y potencia muy singular. Pues tanto su centro como sus alrededores conservan la energía arrebatadora y el magnetismo del lugar. Su leyenda nos ayuda a comprender…

La leyenda nos cuenta que Ciudad México, o México Tenochtitlan, (el ombligo de la luna) fue fundada en una pequeña isla en medio de un lago por los Aztecas. Estos vieron un águila comiéndose una serpiente sobre un cactus o nopal y lo sintieron como señal. Tal isla se encontraba donde está el centro de la ciudad. Allí los aztecas construyeron su ciudad que se convirtió en una de las más prosperas del mundo, con servicios desconocidos en el viejo mundo (agua potable, drenaje). En el centro de la ciudad una inmensa plaza y de ella partían cuatro calzadas que se dirigían a los cuatro puntos cardinales. La parte central de la ciudad, poseía un centro ceremonial, con pirámides. Esta ciudad fue arrasada por los españoles en 1521. Poco queda de estas construcciones. Las ruinas del Templo Mayor fueron descubiertas en la segunda mitad del siglo XX, durante las obras de construcción del metro de la ciudad. Estas ruinas se encuentran en el centro Histórico de la ciudad, a un lateral de la catedral Metropolitana.

En tu visita no te dejes pasar por alto el realizar un paseo por el centro histórico de la ciudad. Caminar por el zócalo o plaza de la constitución, contribuirá a que sientas la energía pura del lugar. Aunque los Actecas son conocidos por sus rituales sangrientos no fueron tontos al elegir su centro ceremonial, pues la energía del centro de la ciudad es potente y singular. El paseo por la plaza llenará tu alma y tu espíritu de esta pura energía. No te olvides de entrar en la Catedral. Su emplazamiento no es por casualidad (como cualquier catedral), en algunas de sus capillas es fácil llegarse a transportar a otro mundo.

Cuando uno viaja a México es fácil que te ofrezcan la posibilidad de participar en un ritual. En nuestro viaje el guía no fue distinto, y nos ofreció la posibilidad de participar en un Temascal. El ritual, es el segundo recuerdo transformador de mi viaje, pero no en lo que uno siente que un ritual le cambiará. Mi reflexión, mi mayor sorpresa.

Tras un día de ayuno, como preparación para por la noche vivir una experiencia profunda. Nos acercaron a un montecito, cercano a DF, allí en una pequeña parcela y tras una pequeña preparación, el grupo nos fuimos introduciendo en un cubículo que representaba el vientre de la madre Tierra. Se supone que el ritual nos enfrenta a nuestra parte oscura, para renacer libres. El uso del temascal, es tanto terapéutico como ritual, y atravesando sus cuatro puertas se sanan los cuatro cuerpos, físico, emocional, mental y espiritual.

¿Que poso me dejo este baño de vapor? Que las experiencias que tu crees que podrían ser las más profundas no lo son. Que toda iniciación requiere su preparación- (no se debe trabajar a lo loco con las energías), y por supuesto que es necesario conocer profundamente con quien realizas el ritual.

La ceremonia comienza, el encendido del fuego, las ofrendas, los cantos, y la limpieza ceremonial. Entras en el cubículo y poco a poco se incorporan las piedras calientes (abuelitos). El calor, la oscuridad, el vapor… Tu cuerpo se va limpiando, sueltas toxinas, te enfrentas a tus miedos y renaces.

Cuando salí del mismo, mi espíritu estaba totalmente enfadado, conmigo misma y con el mundo. Creo que pocas veces me he sentido tan enfadada. Sentí como si lo sagrado del ritual se había pervertido con el turisteo de los que viajábamos. Parecía más importante el hecho de haber participado, que lo sagrado del mismo. A la salida, hicimos los saludos oportunos a los dioses, y en ese instante me prometí a mi misma, no participar en ningún ritual, sin la preparación oportuna y el conocimiento profundo de quien lo condujera.

Muchos sentimos la llamada de algo que sea totalmente transformador y queremos vivir experiencias profundas. Sin llegarnos a dar cuenta que la propia vida es la que nos las ofrece a cada instante.

Esto me lleva al detalle que hizo girar mi mente, seguramente para el lector sea una tontería pero a mi me llevo a ampliar mi conciencia, con el efecto de una apertura mental de una importancia infinita.

México está lleno de contrastes, cualquiera que viaje allí lo comprobará. En tu recorrido, esencial visitar pirámides, pueblos, Chiapas, y sus maravillosas ciudades. Durante mi camino, cuando me encontraba en al autobús contemplando el paisaje. Una mujer capto mi atención, vestía con colores vivos, cosía a la puerta de su casa. Emanaba tranquilidad, absorta en su trabajo, cada puntada la realizaba con cariño. En mi mente se cruzó un pensamiento “mientras que yo estoy en mi país, esta mujer se encuentra aquí cosiendo”. Parece una tontería pero tome conciencia de que el mundo no gira en torno a mí, sino que simplemente gira. Que yo no era indispensable y a la vez que mi acción era importante, sobre todo si la realizaba como esta mujer, con cariño.

La belleza de México, va más allá de mis palabras, y de mis impresiones. En un país lleno de distintas culturas y energías. Un “nuevo mundo”, al que encaminarse y transformar tu vida.