El elemento Aire

Siempre me he sentido identificada con el elemento Aire y, de alguna manera, es  mi favorito dentro en la categorización clásica de los cuatro de los elementos. Sentir al viento cuando paseo por un acantilado, despeinando mis cabellos y refrescando mi cara, son momentos que asocio con  la  FELICIDAD. Tras sentir la potencia de su compañía, la ligereza me invade, desvaneciendo la pesadez arraigada en mi cuerpo; los pensamientos obsoletos y las viejas energías.

El Aire siempre me ha resultado enigmático, pues es el único de los cuatro elementos que no percibimos con los ojos; jugando al escondite con nosotros. Es el elemento más difícil de atrapar, y, sin embargo, nos llenamos de el en cada respiración.

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El aire es un elemento de vida, urgencia e inmediatez. Podemos vivir sin comida durante unos dos meses, sin agua durante una semana pero sin aire aguantamos nada mas que entre tres y nueve minutos. El aire es vida. Lo primero que hace un ser humano al nacer, es respirar y para saber si alguien está vivo nos fijándonos en su respiración. Nuestro planeta Tierra contiene vida gracias a la combinación de gases existente en el aire de la atmósfera.

Como el Aire es un elemento invisible, se ha relacionado con aquello que es no es visible en el ser humano: El pensamiento y el conocimiento. Todo movimiento mental es prepulsor de cualquier variación o creación en la materia. A través del elemento Aire nos conectamos con otros planos y realidades desde donde traemos nuevas formas a la realidad. Todo lo que vemos a nuestro alrededor, en algún momento ha sido pensado por alguien. El Aire es vida y creación.

Desde esta perspectiva el Aire se vincula con la creatividad y la inspiración. Cualidades que generan formas y vida. El aire también es el conocimiento adquirido y la memoria. Nuestro mundo conocido es archivado gracias a la energía de este elemento.

Como generador de vida asociamos el elemento Aire con los inicios y los comienzos, con la infancia o niñez y con la primavera.

Al iniciar cualquier cosa es necesario un impulso de aire. Cada ciclo nuevo comienza con un casi imperceptible cambio en el ambiente, que varía el patrón de nuestra existencia.  Conocer y trabajar el elemento Aire nos acerca a interpretar estos pequeños cambios, y confirmar la nueva renovación que se avecina en nosotros.  El Aire es cambio constante.

El Aire no es solo la mente en el ser humano, sino que también esta relacionado con dos sentidos: El oído y el olfato.

Las ondas acústicas y las partículas aromáticas se transmiten por el aire. La atmósfera de la que nos rodeamos actúa directamente en nuestro estado de ánimo. El sentido del oído percibe palabras, música, sonidos y ruidos. La irritación o la armonía que sintamos dependerán de lo que estemos percibiendo. El sentido del olfato transmite información a nuestro sistema límbico y al hipotálamo, que son parte de nuestro cerebro más arcaico y ancestral y que se encarga de nuestras emociones, sentimientos e impulsos. Los aromas influyen directamente en nuestro estado de ánimo, en nuestros sentimientos y funciones corporales. Los olores nos conectan con memorias y experiencias profundas, evocando  nuestros recuerdos. Así volvemos a relacionar el elemento Aire con la memoria.

Todo lo que se relaciona con estas características o esté envuelto por el aire se relacionará con éste. Así las plantas aromáticas,  el incienso, las hierbas de cocina y la música son manifestaciones hechas a través de él.

El aire se deja percibir mediante el movimiento: la brisa, el viento o el huracán son algunas de sus formas. Cualquier movimiento que realicemos es impulsado por el, desde un paseo a un gran viaje. El Aire es cualquier tipo de intercambio, tanto de bienes como de ideas. Bajo sus leyes está el transporte y cualquier medio de comunicación, desde un simple cotilleo a la construcción de una filosofía. La comunicación en forma de transmisión es aire independientemente del medio que se realice.

El Aire es comunicación con el aquí y con el más allá. Los mensajeros siempre se han relacionado con él. Mercurio en la mitología griega era el mensajero de los dioses y era representado mediante unas sandalias con alas. El águila, en la mitología nativa americana, es quien hace llegar al cielo las plegarias.

La palabra es aire y en muchas tradiciones da origen a la creación. En un principio no existía nada, solamente un Dios o Diosa en el vacío, a través de un pensamiento es consciente de si mism@ y a través de este pensamiento crea la palabra que origina toda la realidad conocida. En la misma Biblia, es Dios a través de su palabra el que da vida a todas las cosas de la creación.

Para que poder seguir reflexionando sobre  este bello elemento, transcribo un resumen de sus correspondencias básicas.

Elemento aire y correspondencias: 

Color: amarillo

Tipo de energía: masculino proyectiva

Estación: primavera

Signos astrológicos: Libra-Géminis-Acuario

Plantas: árboles y aromáticas

Animales: los pájaros e insectos

Representaciones: daga, espada, campana, incienso, pluma o varita, alas

Momento del día: amanecer

Edad: la infancia

Elemental: los silfos y las silfides

Sentido: olfato y oido

punto cardinal: Este ( en algunas tradiciones es el Norte)

Profesiones: pensadores, artistas, maestros, alumnos, cantantes, poetas, cuenta-cuentos, cuentistas, agentes de viajes, viajeros, timadores, carteros, periodistas, escritores, músicos, inspiradores, psicólogos, historiadores, filósofos, pedagogos, guías turísticos, coach, perfumistas, pilotos, aroma terapeutas, comerciantes, distribuidores, presentadores, actores, celestinas, publicistas, repartidores, científicos…

Palabra relacionada: Libertad

© Susana Ortega

Ten cuidado con lo que piensas, porque se convertiran en tus palabras;

Ten cuidado con tus palabras, porque se convertiran en tus actos;

Ten cuidado con tus actos; porque se convertiran en tus habitos;

Ten cuidado con tus hábitos; Porque se convertiran en tu destino!!!

Mahatma Gandhi.